A continuación traeré algunas reflexiones y planteamientos en voz alta sobre la última publicación disponible respecto al concepto Nursology. Es un editorial publicado por Janet Fulton en la revista Clinical Nurse Specialist en el número de septiembre-octubre de 2019. Claro que la pandemia también parece haber detenido la producción científica en este sentido durante 2020... Pero volvamos al artículo. Su título es Nursology?!
Comienza la autora comentando que no se trata de una idea nueva sino que ha tenido cabida en clases, conversaciones y en la literatura científica durante los últimos 50 años. En el contexto hispanohablante creo que no podemos decir lo mismo. Nunca había escuchado el concepto Cuidadología, que es por el que nosotros abogamos con total convencimiento, mencionándolo por primera vez, a través de las redes sociales, en 2016, y escribiendo ese mismo año un texto seminal sobre el término en español Cuidadología: pensamientos sobre el nombre de nuestra disciplina.
Desde aquella fecha a esta parte, numerosas enfermeras hispanoparlantes, de diferentes contextos, comenzaron a utilizar esas palabras mágicas Cuidadología y cuidadóloga/o, haciéndolas suyas, haciéndolas nuestras, como debe ser. Haga usted mismo una búsqueda sencilla en google y podrá comprobar la expansión del término, inclusive (y sobre todo) al contexto panamericano. Ese es el único modo en que puede introducirse en el diccionario de la Real Academia Española. Usándolo ¿por qué no? La ciencia del cuidado es la Cuidadología y quien la ejerce o practica es el cuidadólogo o la cuidadóloga.
Sí que se había mencionado años atrás en español el término Enfermerología pero parece totalmente antinatural, a nuestro juicio, pudiendo emplear Cuidadología para hablar de la disciplina del cuidado.
Como apunta Fulton, Cuidadología -Nursology en inglés- es el nombre dado a nuestra disciplina. Incluye nuestro cuerpo de conocimientos, la metodología de investigación y una práctica metodológica sobre los fenómenos que conciernen a las enfermeras. Díganme ahora que esto no tiene nada que ver con lo que llamamos "metodología enfermera" o con nuestras bases teóricas y metodológicas. En este sentido, el lenguaje del cuidado contribuye enormemente a la construcción del conocimiento, como resaltaron a finales del pasado siglo Blegen y Tripp-Reimer en su publicación Implications of nursing taxonomies for middle-range theory development.
En el contexto anglohablante la palabra nursology fue propuesta en 1971 por Paterson para referirse al desarrollo de teoría enfermera. En esa misma época, Roper la utilizó para hacer alusión al nombre de la disciplina enfermera, como guía para su práctica profesional.Estas autoras opinaban que usar el término nursology, como opinamos nosotros que supone usar ahora el término Cuidadología, permite diferenciar la teoría y ciencia enfermera de otras disciplinas. Hacernos mayores diría yo... Especialmente de otras profesiones de la salud, fundamentando nuestras contribuciones únicamente al cuidado de las personas en una rama única del conocimiento.
Este hecho es totalmente cierto. Nuestro saber, desde que aprendimos en las escuelas de diplomatura procedía siempre de otras ramas del saber. Sobre todo de la medicina, pero también de la psicología, de la farmacología, de la pedagogía, de la antropología, de la física o la química... ¿No es así? ¿No ha sido así siempre? Desde el momento en que nuestra disciplina ha madurado aunque fuera mínimamente (como ha sucedido al introducirnos en el mundo de la investigación, al aumentar los años de carrera, master, doctorados, especialidades... ) ha ido consolidando un campo de conocimientos propio de un saber único relacionado con el cuidado de las personas. Un saber independiente que aporta valor al conocimiento de las ciencias de la salud por sí solo. Y que es un conjunto de conocimientos diferente al clásico que se relaciona con las enfermedades, puesto que éste lo hace con los cuidados. Con los cuidados de la salud, también de la enfermedad, de la vida y del vivir, pero igualmente del morir y la muerte.
La Enfermería se practica. Se ejerce. Está relacionada con el hecho de hacer, de prestar cuidados, asistir. Pero también se piensa. Se planifica. ¡Se nombra! Fulton se pregunta cómo es que nosotras las enfermeras no distinguimos entre la práctica y el conocimiento que la guía, cuando otras disciplinas universitarias sí que lo hacen. Este hecho impide el desarrollo del conocimiento propio y único alrededor del cuidado de las personas, sus raíces históricas y descubrimientos científicos. ¡Lo limita en gran medida! Por eso debemos gritar (y esto lo apunto yo) ¡Cuidadología! ¡Despierta!
En un contexto increíblemente complejo y solapado de cuidados asistenciales ¿cómo puede un estudiante hacerse a la idea de la contribución única que hacen las enfermeras a la salud de las personas y a sus cuidados? ¿Por qué seguimos enseñando (los profesores) y aprendiendo (los alumnos de Enfermería) en términos de enfermedad y no de cuidados? Existe un vastísimo terreno ya sembrado sobre la eficacia del cuidado enfermero. Cuando decimos sembrado nos referimos a que existen evidencias sobre las aportaciones al conocimiento del cuidado que realizan las enfermeras con su práctica habitual. Claro que hay cosas que mejorar pero si no delimitamos el camino, el método, y la disciplina, la Cuidadología, no tendremos a la vista nuestro destino. El valor de nuestra profesión y nuestra ciencia.
Una alusión que encontramos en el editorial de Fulton es la referencia que hace de Chinn sobre una reflexión suya muy interesante. Chinn menciona que las enfermeras hemos empezado a dudar (yo diría que lo hemos hecho siempre) sobre la utilidad de nuestro legado teórico y filosófico propio, el cual resulta de un enorme valor para tener presencia propia ante la sociedad en el cuidado de la salud. Los esfuerzos se han dirigido únicamente a cuestiones prácticas (que no decimos que no sean importantes) como las competencias avanzadas o la regulación de la práctica profesional. Sin embargo, ésto no refleja del todo el conocimiento disponible a nivel teórico y los descubrimientos científicos, es decir, la práctica basada en evidencias en cuidados.
Para terminar, y a modo de síntesis, parece que destinar el término Enfermería (Nursing en inglés) para dos cuestiones diferentes, como son la profesión y la disciplina científica, resulta cuanto menos confuso y, además, oscurece el trabajo riguroso realizado para incrementar el conocimiento enfermero. Necesitamos (apunta Fulton y yo mismo lo suscribo) tiempo para considerar la naturaleza del conocimiento que utilizamos para guiar nuestra práctica y llamamos al colectivo para hacer un esfuerzo por generar conocimiento único alrededor del cuidado de las personas. ¿Quién tiene en esto más experiencia que nosotras las enfermeras? Experiencia en asistencia, gestión, docencia e investigación.
Concluye Fulton diciendo que quizás -nursology- no es el mejor término para nombrar la disciplina del conocimiento enfermero, pero que es hora de tomarse un largo tiempo para discutir sobre la necesaria diferenciación entre la disciplina y la profesión.
Yo, Ruymán Brito (cuidadólogo), sí que pienso que en español la palabra Cuidadología es la idónea para nombrar la ciencia enfermera, para referirnos a la ciencia del cuidado. Creo que no es necesario ni conveniente cambiar radicalmente de nombre y que ahora la Enfermería pase a llamarse Cuidadología y las enfermeras cuidadólogas. Son cosas diferentes, la Enfermería sigue refiriéndose a la profesión, al desempeño asistencial de cuidados, mientras que la Cuidadología configura el cuerpo de conocimientos para que esta labor sea realizada desde unas bases científicas y metodológicas propias.
¡¿Cuidadología?! ¿Alguien da más? Quizás solamente el árbol del conocimiento de Descartes...