En el año 1965, Myra Estrine Levine, en el contexto de su modelo de conservación, propuso el concepto troficognosis como alternativa al diagnóstico enfermero. Pero ¿qué significa este término? ¿Cómo interpretarlo? ¿Es útil para la práctica metodológica en cuanto a la identificación de problemas que atienden las enfermeras?
La propia palabra está compuesta por un prefijo (trofi-) procedente del griego "trophos", que significa "alimentación, nutrición", y por el término cognosis que significa "conocimiento completo". Por tanto, la troficognosis sería algo así como aquello que nutre o alimenta el conocimiento completo a la hora de emitir un juicio sobre las necesidades de cuidado enfermero que tiene una persona.
Levine se licenció en la Universidad de Chicago en 1949 y, después de una carrera variada y brillante, recibió el doctorado honorífico en dicha universidad, siendo una líder en la American Nurses Association (ANA).
Su postulado teórico gira alrededor de los principios de conservación, definiendo la Enfermería como un proceso de interacción humana.
Explica que el exceso caracteriza la disponibilidad de respuestas adaptativas cuando la estabilidad se ve amenazada. Los procesos de adaptación conllevan una economía por parte del cuerpo para salvaguardar la estabilidad del individuo. El resultado de la adaptación es la conservación... Relacionó explícitamente la salud con el proceso de conservación para dejar claro que el modelo de conservación considera que la salud es uno de los principales elementos. La conservación, por medio del tratamiento, se centra en la integridad y en la unidad de la persona (Schaefer, 2007, 228).
Los tres elementos principales del Modelo de Conservación son la globalidad, la adaptación y la conservación. Dentro del concepto adaptación, y sus características y componentes, Levine recomendó la troficognosis como alternativa al diagnóstico enfermero, como método científico para llegar a un juicio en el cuidado. El planteamiento no deja de ser interesante ya que, como sabemos, en no pocas ocasiones el diagnóstico enfermero tal y como lo conocemos en la actualidad (enunciado de problemas con forma de etiquetas estandarizadas) mantiene un uso "perverso" en la práctica que se aleja de las necesidades individuales de cada persona en su contexto, para convertirse en una acción etiquetadora impersonal y con amplios márgenes de ambigüedad.
Según Levine, la troficognosis es la capacidad de reunir información convertirla en una experiencia significativa. Esa experiencia significativa comporta alto contenido en necesidades de cuidados individuales, centrando el objeto de atención de forma que pueda tener relevancia verdadera para las personas en cuanto a la consecución de resultados en salud. Tiene mucho que ver con poder/saber centrar el objeto del problema/diagnóstico. Es decir que, si se hace bien, sería lo que llamamos diagnósticos prioritarios, que son los que realmente configuran un plan de cuidados centrado en las personas y donde, como promueve igualmente el modelo de Pesut, predomina la importancia del contexto.
Es lo que podríamos llamar, el diagnóstico enfermero en busca de sentido y significado...
Levine describía que ... la enfermera debe incorporar un cuerpo de principios científicos en el que basar sus decisiones, para utilizarlo en la situación adecuada con el paciente. La observación sensible y la selección de los datos relevantes son la base para decidir qué acciones enfermeras deben realizarse...
La enfermera participa activamente en el entorno del paciente y gran parte de sus acciones favorecen los ajustes que el paciente realiza mientras lucha contra la enfermedad.
La autora nos devuelve -hoy- el pensamiento de si las experiencias humanas deberían ser un elemento central sobre el que pivote el proceso diagnóstico, tal y como la propia NANDA-I ha considerado alguna vez. Las respuestas humanas, así como las experiencias, denotan la necesaria adaptación dentro de un proceso vital donde el cambio es constante, como nos muestra Levine en su Modelo de Conservación.