Se trata de un estudio descriptivo, publicado en 2019, observacional-descriptivo, de personas que presentaban hipertensión o diabetes mellitus. Para la recogida de datos se utilizaron variables sociodemográficas, de deterioro cognitivo (a través de la administración del Mini-Mental State Examination), datos antropométricos, valoración de sarcopenia, fuerza muscular y capacidad funcional, e identificación de diagnósticos enfermeros según la clasificación de NANDA-I.
Se empleó una muestra final de 78 personas mayores, de los cuales el 94% tenían Deterioro de la memoria y Deterioro de la movilidad física, un 82% Fatiga, el 77% Deterioro de la ambulación, 54% Déficit de autocuidado: vestirse, 44% con Intolerancia a la actividad, 36% Aislamiento social, 31% Desesperanza, 29% Déficit de autocuidado: alimentarse, 29% Déficit de autocuidado: baño, 13% Déficit de autocuidado: uso del wc, y un 10% con Disminución del gasto cardíaco.
Todos estos indicadores diagnósticos (que antes se formulaban por separado como diagnósticos "independientes" para un mismo paciente anciano) configuran un diagnóstico de tipo síndrome cuya utilidad en la práctica cotidiana, y para el contexto de la Atención Primaria de Salud, es muy alta.
Esta visión, como explican los autores Ribeiro et al, permita una mirada multidimensional de la ancianidad. Además, la planificación de los cuidados puede orientarse más fácilmente de manera conjunta, de forma que las enfermeras presten intervenciones tempranas y también a largo plazo.