La Investigación en Cuidados

Las enfermeras no son nuevas investigando. Cada día, desde siempre, han tratado de hacer uso de su buen juicio clínico para averiguar el mejor modo de prestar cuidados efectivos. En cada lugar de trabajo. Eso es investigar en esencia. Así se empieza. Basta un lápiz y un papel. Y, sobre todo, UNA IDEA, UNA PREGUNTA. Lo que investigan las enfermeras no responde al método habitual de otras ciencias de la salud. Las preguntas no pueden formularlas otros pues no sería investigación enfermera. Tiene que salir de nuestra cabeza, y debe responder a una necesidad de la práctica.

No buscamos respuesta a una pregunta PICO para saber, en un perfil de pacientes, cuál es el mejor fármaco para una enfermedad. Lo que investigan las enfermeras es otra cosa, responde a acciones de cuidados, de autocuidado y de necesidades de cuidado por parte de un tercero. Captar tales elementos mediante una práctica investigadora no es sencillo pues precisa un idioma. Requiere un lenguaje. Para que la enfermera investigue es ideal su autonomía investigadora, ejecutando el proceso desde el inicio (la idea y la pregunta) hasta el final (la difusión de resultados). Pasando por las consideraciones muestrales, método, análisis, pruebas, etc, etc, etc. Se puede ser totalmente autónomo en este sentido en lo que las enfermeras investigan. Hace falta poco más que un papel y un lápiz. E, insisto, una buena IDEA.

Hace mucho, mucho tiempo que las enfermeras, por ejemplo las españolas, responden bien a un perfil investigador. Cierto que no todas investigan pero tampoco eso es necesario. Lo que sí es 100% recomendable es que todas CONSUMAN resultados de investigación en cuidados. Y decimo "en cuidados" sabiendo que ello no significa solamente producción científica de enfermeras ni trabajo investigador exclusivo de enfermeras. La investigación en cuidados no es propiedad de nadie. Pero sí que debe ser un terreno muy abonado por nosotros, cuidadólog@s.

Que una enfermera participe en un grupo de investigación para realizar técnicas, que llaman "de enfermería", no significa que la enfermera investigue. En algunos casos, se convierte simplemente en mano de obra. Las enfermeras tienen IDEAS magníficas de investigación y deben salir a la palestra. Algunos, quienes llevamos un poco más de tiempo en esto, debemos facilitar el camino de quienes están comenzando. Pero facilitando el suyo propio, no para que hagan el mío. Así, cada vez tendremos más y más profesionales del cuidado aportando evidencias tan necesarias para contribuir a la mejora de la salud de nuestras poblaciones.

El hábito de investigación no nace, se desarrolla y crece de la noche a la mañana. Hay que cultivarlo durante mucho tiempo. Al menos entre cinco y diez años. Más o menos es también el mismo tiempo que tarda un enfermero asistencial en "cultivarse", en curtirse. O un enfermero en gestión, o en docencia.

En nuestro contexto, hemos tenido la enorme fortuna de encontrarnos alineados con un nutrido grupo de enfermeras predispuestas a avanzar en buenas prácticas investigando en sus posibilidades de mejora. En la última década hemos contribuido a acumular casi sesenta proyectos de investigación en diferentes ámbitos: pregrado, postgrado, de especialización, de doctorado, financiados...

Creemos que tenemos un caldo de cultivo bastante nutrido como para optimizar exponencialmente el músculo investigador de nuestras enfermeras. Con un factor común: el del lenguaje de cuidados, que siempre está presente. Pues articula el idioma en el que perfectamente nos entendemos todos.