Por Alexandra González.
Enfermera. MsC. Doctoranda en CC Computación.
Docente en @CuidadoUAH Investigadora @GrupoMISKC @RieiEsp.
Enfermera. MsC. Doctoranda en CC Computación.
Docente en @CuidadoUAH Investigadora @GrupoMISKC @RieiEsp.
“El lenguaje es el cimiento de la civilización, lo que une a un pueblo. Es la primera arma usada en un conflicto”
La Llegada(Denis Villeneuve, 2016)
Asumamos un principio, el reto de ser críticos con nosotros mismos para construir desde el respeto a quienes antes edificaron lo que hoy tenemos. No hablaré de conflictos armados sino lingüísticos. Este es precisamente un espacio en el mundo digital cuya esencia radica en el lenguaje: una recursividad ésta la de abordar taxonomías, terminologías, etc. utilizando para ello la palabra.
El personaje de la Dra. Louise Banks en la película La Llegada (Denis Villeneuve, 2016) refleja esa condición necesaria pero no suficiente para la comunicación que es el lenguaje. Condición necesaria porque los pictogramas, silabarios o los más utilizados alfabetos nos resultan imprescindibles para comunicarnos. ¿Es posible el pensamiento sin lenguaje? ¿Es posible la comunicación sin lenguaje? Todos ellos han sido y son necesarios, sin embargo, ninguno es suficiente por sí mismo para hacer llegar ideas eficientemente y con el mismo conocimiento. Las ideas que conforman el conocimiento se deterioran al pasar de unos a otros como el papel lo hace con el tiempo.
La Enfermería no es una yerma disciplina en cuanto a lenguajes. Esta disciplina lleva años construyendo lenguajes propios, terminologías, taxonomías, y todo tipo de “logías” que representen y visibilicen el trabajo de La Enfermería. Sí, el trabajo enfermero.
Sin embargo, ¿no es autorreferenciarse el hecho de que enfermeras “apalabren” las propias acciones de trabajo desde un enfoque centrado en esa propia comunidad y ámbito culturalmente limitado que es el “cuidado prestado profesionalmente”? La Dra. Hernández Conesa ya aventuraba esta idea en su obra, el Dr. Santamaría García (maestro en mi camino) abrió el debate y cambió un modelo. Pasamos de hablar de lenguaje de enfermería a Modelo de lenguaje del cuidado. Puedo asegurarles que me enseñaron en la carrera bajo el primero y en los últimos años he visto modificar expresión verbal y escrita a multitud de colegas. Ese lenguaje con el que nos expresamos parece que desea reivindicar una nueva era, la dejar de hablar del “yo comunidad” para hablar del “cuidado”. Solo así se entiende que tiempo después de que se usaran términos como “modelo del cuidado” y “lenguaje del cuidado” acabara surgiendo entre cafés el término “cuidadología” en el prefacio de “Los axiomas del cuidado” (Santamaría y Jiménez, 2015).
Y es en esta nueva visión donde ahondo en el análisis profundo de las propuestas hasta ahora realizadas, dando cuenta de que todas han venido mostrando un mismo objetivo y unas mismas limitaciones. Lenguajes como OMAHA, NANDA o CIPE (entre otras muchas) han sido diseñadas bajo el mismo enfoque del Proceso de Atención de Enfermería, atendiendo a las fases ya definidas en ese “método científico”, centrando el interés en etiquetado de situaciones para intervenir la enfermería y mostrando una configuración del propio lenguaje semejante. Y todas han tenido sus defensores y detractores. Incluso mediando un Real Decreto (RD 1093/2010) no hemos apostado por utilizar hasta las últimas el lenguaje y construir desde las limitaciones que éste mostrara.
Propongo pues generar un modelo de lenguaje. No un nuevo lenguaje o terminología, de estos ya se ha diseñado e intentado suficiente. La cuestión es que, al igual que hablemos de cuidadología, hablemos de una visión del lenguaje del cuidado. Este es al fin y al cabo el objetivo que llevo persiguiendo en el camino que es la Tesis Doctoral: generar un modelo de lenguaje del cuidado.
La información sobre el cuidado viene acompañándonos desde los inicios de la vida, desde la existencia de la persona. Somos lo que somos por una sumatorio sinérgico de circunstancias, de las cuales hemos atestiguado miles y hemos analizado otras tantas. Quizás incluso aventuraría a afirmar que esta misma construcción de nuestra historia como seres humanos ha condicionado nuestros pasos futuros. Creyendo lo que fuimos y somos, afrontamos el presente para construir futuro. Ello lo aprendí de los estudios doctorales de mi compañera y amiga la Especialista Marta Fernández Batalla (de la cual pueden leer en este mismo blog).
En este modelo de lenguaje del cuidado toda esta información es un conjunto de datos que aparecen y desaparecen a lo largo del tiempo configurando un haz de luz a registrar en los sistemas de información. La representación de este conocimiento del cuidado es propuesta desde un modelo de variable que toma forma atómica. En el núcleo de este átomo de información cabe ingresar datos como el código, la etiqueta y la definición. Significantes ambos de una misma idea, pero bajo lenguaje matemático, normalizado y natural, respectivamente. La parte externa de esta variable son las valencias que sirven para unir unos átomos con otros. La hipótesis sobre lo que acontece a cada momento para cada persona solo es posible identificarlo cuando se atiende a un corte temporal específico. La significación de la misma y cómo influya en la persona tiene que ser comprendida desde el propio haz de luz, con su dirección, sentido e intensidad.
Cada variable del cuidado es así un átomo que se enciende y se apaga según construye una vida de cuidado. La variable puede estar presente o ausente, y ello será representado desde la perspectiva binaria de 1 para presente y 0 para ausente. La interpretación de ello es una cuestión de mayor complejidad que implica conocer el modelo completo.
Queda así un modelo de lenguaje que aproxima el cuidado a la matemática, a la informática, y, por qué no, a la filosofía y metafísica que acompaña al ser y a la vida.
El significante que quiera ponerse a cada uno de estos átomos es una cuestión a seleccionar para cada momento del continuo de la vida. El significado será fruto de dos tensiones de interpretación. Por una parte, el significado que otorgue la propia persona y por otra, si así ocurriera, la interpretación del profesional cuidador. Este último un experto que analiza una circunstancia en un momento determinado para la cual realiza una hipótesis de cuidado.
El modelo de cuidado con el que el experto se asome a esta realidad será determinante para construir el discurso lineal de la persona dentro de los sistemas de información. Aunque la cuestión de la linealidad del tiempo en el cuidado daría para otra reflexión aparte.
“Antes creía que este era el comienzo de tu historia. La memoria es una cosa rara. No funciona como yo creía. Estamos ligados por el tiempo. Por su orden” La Llegada (Denis Villeneuve, 2016)