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Channel: El diagnóstico enfermero
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La terminología ATIC. Eje diagnóstico

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En el mes de septiembre, mi librero de confianza, Fernando, me comentó de la existencia de una publicación reciente sobre un sistema diagnóstico enfermero llamado ATIC. Le dije que no conocía tal sistema pero que no estaría mal consultar la obra y me prometió traerla a su librería. Así fue que al poco tiempo me envió un mail notificándome que la había recibido pero no fue hasta esta misma semana cuando, después de recibir varias preguntas de colegas enfermeros en las redes sociales sobre si conocía la taxonomía, me dirigí decidido a comprar un ejemplar. Y creo que no me he equivocado porque me parece haber adquirido los resultados de un trabajo verdaderamente valioso.

Su autora es Eulàlia Juvé, a quien no tengo el placer de conocer pero estoy seguro de que nos encontraremos en algún momento. Esta publicación, "ATIC. Eje diagnóstico", es consecuencia de su trabajo de tesis doctoral, defendido en 2012, que llevó por título "Evaluación de la validez de una terminología enfermera de interfase".

Me gustaría citar algunas frases de Juvé, incluidas en el prefacio de la obra que aquí comentamos:

"Las ciencias estudian aspectos simplificados de la realidad, aunque la realidad sea mucho más compleja".

"A lo largo del tiempo, las enfermeras y enfermeros, que prestan atención directa a las personas, familias o comunidades beneficiarias de sus servicios, han referido múltiples dificultades para su incorporación [se refiere a las clasificaciones de NANDA, OMAHA, NIC, NOC, CCC y CIPE] y han aquejado la distancia entre el lenguaje natural empleado en la práctica y el lenguaje incluido en estos sistemas de clasificación. La terminología ATIC se desarrolló como una posible alternativa y como un complemento a estas clasificaciones tradicionales. Como alternativa porque reduce significativamente esa distancia, disminuyendo el nivel de abstracción de términos y conceptos. Como complemento, porque es coherente con el contenido de las clasificaciones". 

Esta obra se estructura en 5 partes: introducción, información sobre la estructura del eje diagnóstico, cuerpo central con los conceptos ordenados alfabéticamente, constructos atómicos o unidades fundamentales de información y equivalencias con NANDA, CCC y CIPE así como otras equivalencias idiomáticas.

La taxonomía diagnóstica ATIC, a pesar de no ser demasiado conocida hasta ahora a nivel internacional, no es nueva. De hecho, la actual es la quinta versión, habiendo comenzado los trabajos en los años 90: 1992-1995, 1996-2000, 2001-2006, 2007-2011, 2012-2017. La autora cuenta con publicaciones de primer nivel que sustentan la fundamentación de este lenguaje. De hecho es una taxonomía que se utiliza por parte de las enfermeras asistenciales en los ocho hospitales del Institut Català de la Salut. Siendo el primer vocabulario enfermero de tipo interfase que se ha construido y validado en nuestro país es de interés su estudio para los profesionales que nos dedicamos a la docencia, investigación y gestión, así como, por supuesto, para las enfermeras asistenciales que son sus beneficiarios directos. Su autora comenta que "ATIC es el único vocabulario enfermero que ha sido sometido a un proceso formal de evaluación de las propiedades métricas en su conjunto, lo cual aporta evidencia de su validez y su fiabilidad". Esta terminología ha sido sometida a pruebas de validez inductiva, lógica, de contenido, de criterio y pruebas de fiabilidad.

Sobre el diagnóstico enfermero, Juvé lo define como "... una fase del proceso de atención que implica un ejercicio deliberativos de análisis de los datos de la valoración de la persona beneficiaria de los cuidados y la emisión de un juicio clínico -o la conclusión de varios juicios- sobre su estado de salud y acerca de las consecuencias y reacciones, reales o de riesgo, en las diferentes dimensiones del individuo y su integridad, en el contexto de su entorno y su experiencia particular, y dentro del ámbito de la responsabilidad profesional enfermera, que incluye también la corresponsabilidad con el beneficiario de los cuidados, sus cuidadores y/o con otros profesionales de la salud". 

Otro aspecto importante mencionado en la obra es el referido a las convergencias-divergencias entre el diagnóstico enfermero y el diagnóstico médico. En este punto, la terminología ATIC adopta, según cita su autora, un posicionamiento pragmático, proponiendo el empleo de los términos adecuados desde el punto de vista clínico, aunque sean igualmente utilizados por otros profesionales de la salud. Se prima sobre todo el mayor grado de especificidad frente a la ambigüedad presente en otras terminologías (como sucede con algunas etiquetas de NANDA-I).

"El esfuerzo realizado por los desarrolladores de las clasificaciones enfermeras internacionales ha sido y sigue siendo muy importante para la Enfermería, pero a la vez no contribuye a la visión multidisciplinar emplear términos para identificar conceptos que en la práctica ya tienen una denominación compartida"

"El diagnóstico enfermero no sustituye el diagnóstico médico, ni debe emplearse a tal fin. Son dos juicios complementarios, en ocasiones coincidentes de forma que se integran en un único concepto, y en otras, adicionales, de forma que coexisten en una lógica armónica". 

Pues que quieren que les diga, no puedo estar más de acuerdo. Lo hemos comprobado en las diversas realidades asistenciales, en mi caso en Atención Primaria, a lo largo de los años. Cuando una enfermera diagnostica ansiedad emprende cuidados para aliviar tal problema pero dicho enunciado no difiere, en su esencia, del problema diagnosticado por nuestro colega médico, posiblemente síndrome de ansiedad. ¿Es que acaso tiene la persona dos ansiedades distintas? No, ¿verdad? La diferencia está en lo que uno y otro prestador de cuidados o servicios de salud realiza en forma de intervención para mejorar el problema. Y más vale que se coordinen porque además, muy probablemente, se resolvería antes...

Sobre la estructura y elementos del eje diagnóstico ATIC, de momento no he podido más que resumirles mis hallazgos, tremendamente satisfactorios en mi opinión, a través del siguiente esquema.


Hay un número nada desdeñable de posibilidades diagnósticas muy pragmáticas: dolor abdominal, edema periférico, duelo complicado familiar, riesgo de eritema del pañal, erosión cutánea, riesgo de fractura por fragilidad, herida contaminada, herida por mordedura, alteración situacional del sueño, úlcera arterial, temor a las caídas, úlcera del pie diabético, vómitos... entre otros mil. 

Para mí, y repito que solo es mi opinión, ATIC ofrece un nuevo enfoque de los diagnósticos enfermeros. Más específico para la práctica. Hay que seguir profundizando en esta taxonomía. La mayoría de enfermeras asistenciales con las que he trabajado estos años refieren, sobre los diagnósticos de NANDA-I, un nivel de abstracción y ambigüedad altos. En ATIC encontramos además listados de enunciados de signos y síntomas, que siendo pragmáticos las enfermeras identifican y controlan continuamente desde un enfoque multidisciplinar. Yo no cierro ninguna puerta ni me posiciono taxativamente pero creo que en no mucho tiempo el lenguaje diagnóstico será más claro y, seguramente se deba a trabajos como el de Juvé. Trabajos de alta enjundia y envergadura. Me parece una contribución enorme y sinigual al lenguaje diagnóstico del cuidado en nuestro país. Y más allá incluso. Vayan desde aquí nuestras felicitaciones. Toca seguir estudiando la terminología ATIC.



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