El concepto DEDOs surgió hace muchos años en un curso de metodología y creo que ahora toma nuevamente especial relevancia. Como acrónimo de Diagnósticos Enfermeros de Declaración Obligatoria, un compañero enfermero de enlace en Tenerife, Manolo Castañeda, "bautizaba" el término para hacer visible la responsabilidad comunitaria por parte de las enfermeras (hoy cuidadólogas) de declarar aquellas necesidades de cuidado de primer orden en términos poblacionales. Al igual que han hecho siempre nuestros colegas los médicos pero con las EDOs.
A poco que nos pongamos a repasar la taxonomía de NANDA-I somos capaces de hacer un listado de prioridades que sistemáticamente deben ser detectadas y diagnosticadas por los profesionales del cuidado: Riesgo de caídas, Dolor crónico, Déficit de autocuidados: baño, Riesgo de duelo complicado, Riesgo de deterioro de la función cardiovascular o Síndrome de fragilidad del anciano, son solo algunos ejemplos. Con ejercicios profesionales como este, realizados de forma masiva por todas las enfermeras que atienden a una población se va generando la Epidemiología enfermera. De no hacerlo, perderemos aquellas necesidades que más cuidados precisan y, por ende, el objetivo de nuestro trabajo, el elemento central.
Una forma de asegurar las buenas prácticas son las guías de implantación sistemática de cuidados basados en la evidencia. Y esto tiene relación directa con lo que estamos comentando. Proyectos como Sumamos Excelencia tratan de implantar y asentar una cultura profesional del cuidado que garantice la mirada hacia problemas de salud pública como las caídas o el dolor crónico. De este modo podemos asegurarnos de que estamos haciendo lo que tenemos que hacer. Y además haciéndolo bien. Enhorabuena a todos los que participan en iniciativas como esta.
