Entre los nuevos diagnósticos incluidos o que han cambiado en la nueva clasificación de NANDA-I 2021-2023, tenemos los relacionados con las lesiones por presión. Anteriormente empleábamos para estos problemas terminologías más inexactas como Deterioro de la integridad cutánea o Deterioro de la integridad tisular, pues no disponíamos de estos últimos enunciados recién incorporados. Luego, llego el diagnóstico Riesgo de úlcera por presión. Y finalmente, como decimos, los relacionados (para varios perfiles de edad) con las lesiones por presión. A saber:
- Lesión por presión en el adulto (00312) y Riesgo de lesión por presión en el adulto (00304).
- Lesión por presión en el niño (00313) y Riesgo de lesión por presión en el niño (00286).
- Lesión por presión neonatal (00287) y Riesgo de lesión por presión neonatal (00288).
A priori, este tipo de lesiones parece más comunes en pacientes adultos aunque lógicamente también habrá casos, sobre todo a nivel hospitalario, donde sea posible encontrar estos problemas en personas con menor edad.
Para las definiciones de los diagnósticos se tomaron los conceptos sugeridos por la European Pressure Ulcer Advisory Panel (2019).
En el diagnóstico Lesión por presión en el adulto, por ejemplo, se recogen (junto a las características definitorias) factores relacionados externos e internos, además de la población en riesgo (personas en residencias de mayores, servicios especiales, cuidados domiciliarios...) y las condiciones asociadas (anemia, enfermedad cardiovascular, diabetes, deterioro de la circulación, inmovilización...)
Sin duda, se trata de un grupo de etiquetas diagnósticas muy esperado, por específico y necesario.