Leyendo "La ciencia. Su método y su filosofía" de M. Bunge (2013) vuelvo de nuevo a repensar sobre el método en Enfermería, y ya van unos años que lo venimos haciendo.
"¿Por qué conviene hacer filosofía de la ciencia? Porque todos los investigadores científicos presuponen o dicen usar algunos principios filosóficos, pero rara vez los examinan. Si los examinasen podría resultar que propiciaran el avance de la ciencia o lo obstaculizaran". Esto nos sucede a nosotros, las enfermeras investigadoras -cuidadólogos- no examinamos nuestros principios filosóficos, no los exponemos o sacamos a la palestra ni los discutimos. Pero eso sí, decimos tener un método: el proceso enfermero. Como dicen los "chicos nuevos" -What?
Bunge describe en su obra las características de la ciencia fáctica, algunas de las cuales nos gustaría destacar:
- "El conocimiento científico es comunicable... La comunicación de los resultados y de las técnicas de la ciencia no sólo perfecciona la educación general sino que multiplica las posibilidades de su confirmación o refutación... los científicos consideran el secreto en materia científica como enemigo del progreso de la ciencia; la política del secreto científico es, en efecto, el más eficaz originador del estancamiento en la cultura, en la tecnología y en la economía, así como una fuente de corrupción moral". Qué bueno leer esto. No han sido pocas las veces que me he encontrado con colegas, afortunadamente debo decir que sucede cada vez menos, que te comentan que están investigando sobre algo pero no te revelan el qué. Cuenta, cuenta... Pero nada... Parece que fuera "su tesoro" o que tengas la intención de robarle la idea. ¡Al contrario! Hay que compartir, discutir sobre ello, recoger puntos de vista, críticas constructivas... ¡Eso es sano!
- "La investigación científica es metódica... Todo conocimiento científico se funda sobre el conocimiento anterior, y en particular sobre las conjeturas mejor confirmadas... El método científico no proporciona recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene un conjunto de prescripciones falibles (y perfectibles) para el planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados y para el planteamiento mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en que la ciencia explora lo desconocido". Bien, traslademos esto al proceso enfermero, que decimos que es el método científico llevado a Enfermería. ¿Cómo saber -nos preguntan muchas veces- si el planteamiento diagnóstico es bueno y el plan de cuidados es correcto? Pues fácil -solemos responder-, si todo funciona y hay buenos resultados, resolviéndose o mitigándose los problemas, el proceso ha sido efectivo.
"La ciencia es, pues, esclava de sus propios métodos y técnicas mientras éstos tienen éxito, pero es libre de multiplicar y modificar en todo momento sus reglas en aras de una mayor racionalidad y objetividad". Ya lo expusimos hace mucho tiempo en una entrada que llamamos "El corsé taxonomicista". En ella abordamos este problema, el de ser esclavos del propio método. Estar amarrados a un sistema de lenguajes que por sí solo no es suficiente para describir, explicar o predecir fenómenos relacionados con los cuidados de la salud. Que precisa de un sentido, de un significado, de un hilo conductor. ¿Estamos preparados los cuidadólogos para modificar las reglas en aras de una mayor racionalidad? ¿Para un cambio de paradigma? Me atrevo -quiero- decir que sí.
- "El conocimiento científico es general... El científico se ocupa del hecho singular en la medida en que éste es miembro de una clase o caso de una ley; más aún, presupone que todo hecho es clasificable y legal. No es que la ciencia ignore el la cosa individual o el hecho irrepetible; lo que ignora es el hecho aislado". ¿Les resulta familiar esto, verdad, si lo trasladamos al contexto de los diagnósticos enfermeros?
Continúa Bunge, "El lenguaje científico no contiene solamente términos que designan hechos singulares y experiencias individuales, sino también términos generales que se refieren a clases de hechos. La generalidad del lenguaje de la ciencia no tiene, sin embargo, el propósito de alejar a la ciencia de la realidad concreta: por el contrario, la generalización es el único medio que se conoce para adentrarse en lo concreto, para apresar la esencia de las cosas (sus cualidades y leyes esenciales)". ¿Ven? Nosotros ya estábamos convencidos de esto. La combinación de un lenguaje que trate de estandarizar la denominación de necesidades, respuestas y experiencias humanas, con un lenguaje natural que describa lo concreto de las personas, nos lleva a un modo óptimo de comprender el fenómeno de interés para nuestra disciplina enfermera.
- "La ciencia es explicativa... Solía creerse que explicar es señalar la causa, pero en la actualidad se reconoce que la explicación causal no es sino un tipo de explicación científica... Hay una variedad de tipos...: morfológicas, cinemáticas, dinámicas, de composición, de conservación, de asociación, etc". ¡Cuánto tiene esto que ver con los antes llamados factores etiológicos, ahora factores relacionados e incluso condiciones asociadas o poblaciones de riesgo!
- "La ciencia es abierta... Siempre es concebible que pueda surgir una nueva situación (nuevas informaciones o nuevos trabajos teóricos) en que nuestras ideas, por firmemente establecidas que parezcan, resulten inadecuadas en algún sentido -open your mind dear nurse!- La ciencia carece de axiomas evidentes; incluso los principios más generales y seguros son postulados que pueden ser corregidos o reemplazados. A consecuencia del carácter hipotético de los enunciados de leyes y de la naturaleza perfectible de los datos empíricos, la ciencia no es un sistema dogmático y cerrado sino controvertido y abierto". En ocasiones he visto enfermeras demasiado "puristas" con el uso del método y la comprensión del fenómeno diagnóstico del cuidado, que daban crédito casi sagrado a los textos de NANDA cuando en realidad son algo así como borradores. Para seguir tomando notas, para seguir avanzando, progresando, describiendo... Tengamos en cuenta que "...Tan pronto como ha sido establecida una teoría científica, corre el riesgo de ser refutada o, al menos, de que se circunscriba su dominio... El sabio moderno, a diferencia del antiguo, no es tanto un acumulador de conocimientos como un generador de problemas -me encanta esta parte-. Por consiguiente, prefiere los últimos números de las revistas especializadas a los manuales... El investigador moderno ama la verdad pero no se interesa por las teorías irrefutables. Una teoría puede haber permanecido intocada no tanto por su alto contenido de verdad cuanto porque nadie la ha usado...". No nos digan que no piensan que esto es parte de lo que ha ocurrido con las teorías enfermeras. "Los modernos sistemas de conocimiento científico son como organismos en crecimiento: mientras están vivos cambian sin pausa... La corrección de errores es tan valiosa como el no cometerlos, y que probar cosas nuevas e inciertas es preferible a rendir culto a las viejas y garantizadas". Tenemos en nuestro contexto la más que prometedora ebullición de las llamadas teorías de rango medio, que tal y como se propone más recientemente (Risjord, 2018) deberían llamarse simplemente teorías y ser analizadas y evaluadas como modelos.
Sobre el método, Bridgman (citado por Bunge) como exponente del operacionismo ha llegado incluso a negar su existencia, sosteniendo que "la ciencia es lo que hacen los científicos, y hay tantos métodos científicos como hombres o mujeres de ciencia". Nos quedamos con esto último. Tampoco queremos gastar aquí de una sola vez todas las bondades que se exponen en la obra de Bunge sobre la ciencia y su método. Se trata de un libro altamente recomendable para los "practicantes" del método enfermero. Donde los paralelismos son claros y meridianos y el beneficio en la forma de percibir nuestra herramienta de trabajo -a la que incorporamos lenguajes estandarizados- es muy grande. O eso creemos.