Quantcast
Channel: El diagnóstico enfermero
Viewing all articles
Browse latest Browse all 249

Las historias de vida como marco de valoración enfermera

$
0
0
¿Hasta qué punto debemos seguir pensando que para valorar "adecuadamente" desde la perspectiva enfermera a una persona tenemos que usar siempre el mismo marco de valoración? Perdón, perdón... no es esta la mejor forma de plantearlo quizás. Lo reformulo ¿cómo podemos creer que el mismo "formulario" de preguntas-respuestas (además en formato check-list que está tan de moda) nos es válido para valorar las necesidades de cuidado de cada persona (siendo cada uno "de su madre y de su padre")? ¿Es este método un modelo de valoración centrado en la persona? Permítanme que lo dude, o más bien, hoy que es viernes me atrevo, que lo niege.

Cada vez prefiero más una hoja en blanco para recoger datos de la valoración enfermera. Y creo que es momento para ello. Las enfermeras (al menos las que conozco, en el contexto de Atención Primaria) ya han trabajado durante varios años con el marco de valoración por patrones de salud de Gordon. Y con los lenguajes de cuidados estandarizados de NANDA-I, NOC y NIC. Las enfermeras no son tontas. Ya han "superado" el proceso de aprendizaje y han trascendido a la estructura. Ahora deben/debemos (es mi opinión) y, sobre todo, pueden/podemos trabajar sin ella. Sin la estructura. Quedándonos con la idea, eso sí. Teniéndola integrada totalmente en nuestra genética.

Decían de Miguel Ángel, el famosísimo pintor italiano, que tenía la paleta de colores más completa del mundo, la de mayor variedad y disponibilidad cromática. Sin embargo, también decían que nunca la usó. No la necesitaba. Las enfermeras ya tenemos una estructura fuerte, sólida y contrastada de valoración, fundamentada en la idea de áreas de información y de funcionalidad tan acertadamente propuesta por M. Gordon. Disponemos igualmente de un sistema estandarizado de lenguajes en constante crecimiento y desarrollo desde hace más de una década. Muy oportuno para identificar necesidades de cuidados, respuestas y experiencias humanas, y para planificar intervenciones en función de criterios de resultado detallados al máximo. Es fantástica la estructura PFS-NNN. Y debemos, en el marco de la investigación seguir trabajando en ella, y en la asistencia, por qué no. Pero también debemos y podemos, repito, dar un paso más. Ya no necesito una estructura tan guiada, predefinida, y, a veces (éste es el riesgo de su excesivo desarrollo en las historias de salud electrónicas), hasta prefabricada. Cuando algo está prediseñado, prescindes de tu capacidad de creatividad constructiva. No la necesitas. Te lo dan hecho. Con una forma que determina el fondo. Y resta criterio, curiosidad por indagar áreas relacionadas con la salud de cada persona que pueden ser necesarias en un caso concreto. Por entremezclarlas. Relacionadas con su vida, cómo no, como es obvio. Con su historia, su narrativa y su experiencia vital. La estructura prefabricada (un formulario de valoración checklist) nos limita en este ejercicio. Nos lo impide. Nos ciega el razonamiento, el juicio crítico. Un checklist de valoración enfermera nubla la mirada y hasta permite prescindir de la propia enfermera.

Es momento de dar otro salto. Sabemos cuáles son las áreas de interés a explorar, basadas en la idea de patrones de salud y de la funcionalidad. Pero la forma de hacerlo la voy a decidir yo. Evidentemente hay cuestiones comunes que habitualmente se valoran. No obstante, cuando hablamos de necesidades humanas y de conductas de cuidado o, mejor dicho, de estilos de cuidado (de vida) la paleta de colores de Miguel Ángel pierde su nitidez y todo se mezcla y se difumina. Los sucesos vitales acontecen de un modo único en la vida de cada persona y la experiencia, las creencias, pensamientos y emociones determinan lo que cada uno entiende por salud y por autocuidado.


Para las enfermeras puede ser de gran valor adentrarse en las historias de vida como metodología de indagación cualitativa para evaluar estos aspectos en las personas que atendemos. Estoy practicamente diciendo que con la idea de patrones funcionales de salud, y sus áreas de interés, exploremos las necesidades de las personas a partir de su historia de vida. Quizás el formulario de partida sea un folio en blanco que puede que hasta escriba el propio paciente en conjunción con la enfermera (entrevistadora, que no encuestadora). Si queremos entender al otro, cuáles son sus necesidades (diagnósticos), cómo se cuida (plan) y por qué (sentido y significado que atribuye) una estructura prefabricada es algo -perdonen y que nadie se ofenda- un poco cutre. Entiéndase cutre como pobre o de mala calidad, según la RAE.

Existen algunas herramientas utilizadas en el ámbito de atención familiar y comunitaria que incluyen elementos de historias de vida y su relación con los eventos de salud-enfermedad, como el cronograma patobiográfico. Pero esta propuesta va más allá. Y no es sencillo, claro que no. Pero las enfermeras, todo lo que se proponen lo consiguen. Con elegancia además y saber estar, saber hacer. Para incorporarnos a la vanguardia de las necesidades en salud comunitarias. De una vez por todas. De cara a la sociedad. No de espaldas a ella.

Estoy seguro de que en unos años prescindiremos de estructuras de valoración tan milimétricas, iguales para todos los pacientes, con las mismas preguntas y formato de respuestas. Aunque se argumente que son solo formularios que la enfermera decide cómo emplear, es cierto que predeterminan mucho e impiden -en consecuencia- la capacidad de detectar necesidades tan personales como las respuestas humanas. Y entonces estaremos errando en la identificación de problemas, en la formulación -que debe ser compartida con el paciente- de los diagnósticos y el plan de cuidados. Y nada serviría de nada. Pero le daremos la vuelta. Ya hemos comenzado.



Viewing all articles
Browse latest Browse all 249

Trending Articles